lunes, 18 de mayo de 2009

No, we can´t

Anoche soñé que Soraya (vestida con uniforme y gorra aplastada de policía ruso) me trepanaba el cráneo con un arco de violín y que de mi cabeza afloraba la 'stripper' Dita von Teese sin sujetador.
Al despertar envuelto en sudores fríos lo primero que he hecho ha sido coger mi acreditación de Eurovisión y palparla bien para comprobar que todo había sido real. Porque después de una semana acudiendo al estadio Olimpiski para ver los ensayos, las semifinales o simplemente para hablar con los 'eurofans' o beber zumos (los organizadores nos regalaron el primer día decenas de vales canjeables por consumiciones), me siento como vacío, desorientado, escachado, como ese hombre abducido por un platillo volante al que luego de sorberle los sesos y demás líquidos fundamentales, lo arrojan como un guiñapo a los arbustos de donde lo abdujeron cuando lo sorprendieron orinando.

A partir de hoy, los sin techo moscovitas y sus amigos los perros vagabundos (despachados para no manchar el evento con lamparones de realidad) volverán a pulular alrededor del recinto elíptico del Olimpiski, que dejará de estar guardado por 850 policías. Si ven a un periodista con las pupilas titilantes dando vueltas al estadio y con una acreditación caducada al cuello quizá sea yo. El festival de Eurovisión terminó, y ya pone rumbo a Noruega dejando suspendida en el aire una nube de laca y varios interrogantes inquietantes y puntiagudos como garfio de carnicería:



-¿Por qué Alexander Rybak, el ganador del festival, volvió a interpretar su 'Fariytale' al final del concurso con el mismo arco de violín que había roto minutos antes? Si bien el chaval estaba tan eufórico que habría rascado notas de su violín hasta con una escobilla de water, no se explica que el certamen más caro de la historia (35 millones de euros) no tenga un arco de repuesto.
-¿Qué le hemos hecho a Francia para que no nos vote? (si lo de Bailén fue en defensa propia).
-¿Por qué los organizadores obligaron a la 'stripper' Dita von Teese a cerrarse el escote? (¿no es algo así como sacar a escena al perro que habla con bozal?)
-¿Ha detenido ya la Interpol al peluquero del cantante serbio?
-¿Por qué eliminaron a los suizos en la primera semifinal? (esta es una obsesión mía: no le den mayor importancia)
-¿Por qué ningún eurofan 'mostró' públicamente su apoyo a los gays rusos, que el sábado fueron arrestados con modales de gamorreano por los antidisturbios cuando intentaban manifestarse?
-¿Por qué no me puedo sacar de la cabeza el estribillo de la canción noruega? (ustedes lo ven por la televisión una vez y ya, pero yo lo he visto actuar en media docena de ensayos y proto-ensayos: probaré a escuchar siete veces consecutivas el chiki-chiki)
-¿Por qué no sigue España los pasos de Italia y se retira del certamen hasta el día en que decidan premiar también a los últimos clasificados? Si en la última ronda de votación Noruega hubiera dando un par de puntos a Finlandia (lo que entraba dentro de la lógica de la confraternidad escandinava) España habría quedado ayer en última posición.
España no gana el festival desde 1968, un año antes de que Neil Amstrong pisara la Luna, y de hecho, parece que Eurovisión se nos pone tan cuesta arriba como aquella hazaña espacial (cada vez son más quienes sospechan que las imágenes de Massiel plantando huella en aquel certamen de Eurovisión son un montaje que los americanos hicieron para Franco).


Soraya, en un momento de su actuación.

Anoche el astronauta japonés Koichi Wakata dio paso a las votaciones contactado por videoconferencia desde la Estación Espacial Internacional. Acto seguido España se cayó de la nube y volvió a sentirse tan terrenal como siempre. La noche de Soraya fue toda para Noruega, que batió récord de puntos.
Dejando a un lado el talento precoz de Rybak, que a sus 23 años ya ha actuado codo con codo con violinistas de la talla de Pinchas Zukerman, hay un factor que puede ayudar a entender por qué Rybak (que significa 'pescador' en ruso) enganchó con la caña de su arco la cifra récord de 387 puntos, 17 veces más que España.
Sencillamente porque decenas de miles de telespectadores de la antigua URSS picaron el anzuelo invisible de la sangre: Rybak nació en Bielorrusia en 1986, apenas dieciocho días después de la explosión de Chernobil, y a los cuatro años se trasladó con sus padres a Noruega.
"¡Ganó uno de los nuestros!", exclamó anoche un comentarista de la televisión rusa, que aprovechó para arrimar el ascua a su sardina. "Lo cierto es que los nuestros están por todas partes!", le respondía entusiasmada una compañera del mismo canal. "Sois el mejor público del mundo" dijo en perfecto ruso el chico, que abrazó sobre el escenario a Lys Assida, la cantante suiza que ganó el primer certamen de Eurovisión celebrado en 1956.
Esta semana el diario 'Novaya Gazeta' conjeturaba que el festival de Eurovisión fue creado por Marcel Bezençon para "fortalecer la amistad de los pueblos de Europa y unirlos ante la amenaza comunista del Este". Visto cómo los países del este se votan a dos manos entre sí, la vieja Europa debería tomar medidas para evitar que el fantasma del 'pacto de Varsovia' recorra Eurovisión. En lo que respecta a España sólo se me ocurren tres posibles soluciones:
Buscar a niños de Chernóbil con oído que se hayan quedado a vivir en España y regalarle un violín (con arcos de repuesto).
Que una reacomodación sísmica repliegue las plataformas continentales de tal manera que Europa vuelva a tener el aspecto de la Pangea o continente único de la era paleozoica: de esta forma al limitar al norte con Escandinavia y al sur con los Balcanes tendríamos más opciones de recibir votos.
La desintegración de España en varias repúblicas no me parece una solución. Por mucho que las repúblicas de la antigua URSS o de la ex Yugoslavia se voten entusiasmadas entre sí pese a haberse desollado vivas en varias guerras, tengo mis dudas de que Cataluña (por poner un ejemplo) le diera los doce puntos a Castilla la Mancha por mucho que Iniesta sea de Albacete.
Que TVE contrate a Florentino para que devuelva la ilusión a los forofos contratando estrellas de peso y mimando la cantera.

Extracted (El mUndo)